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¿De dónde vendrá mi socorro?
Mi socorro viene de Jehová,
Que hizo los cielos y la tierra.
No dará tu pie al resbaladero,
Ni se dormirá el que te guarda.
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Salmo 121
Salmos 121:1-3
Alzaré mis ojos a los montes;¿De dónde vendrá mi socorro?
Mi socorro viene de Jehová,
Que hizo los cielos y la tierra.
No dará tu pie al resbaladero,
Ni se dormirá el que te guarda.
Texto completo de la biblia
Salmos 121:1-3
1 Alzaré mis ojos a los montes;
¿De dónde vendrá mi socorro?
2 Mi socorro viene de Jehová,
Que hizo los cielos y la tierra.
3 No dará tu pie al resbaladero,
Ni se dormirá el que te guarda.
¿De dónde vendrá mi socorro?
2 Mi socorro viene de Jehová,
Que hizo los cielos y la tierra.
3 No dará tu pie al resbaladero,
Ni se dormirá el que te guarda.
Más sobre este cuadro
El Salmo 121 forma parte de una serie de cantos de peregrinación o ascensión.
Estas canciones probablemente se cantaron en un viaje a Jerusalén, donde se encontraba el templo.
El camino hacia Jerusalén va cuesta arriba, de ahí el nombre de 'canciones de ascenso'.
Todo tipo de peligros acechan en el camino: bandas de depredadores pueden esconderse en las montañas, hay caminos irregulares en los que uno puede tropezar, etcétera.
Así que el viaje es difícil y peligroso, pero el poeta canta sobre el Señor, el Guardián de Israel, que emprende un viaje como una especie de guardaespaldas.
Él protege contra los peligros del día y de la noche. Él ‘no se adormecerá ni dormirá’ (versículo 4).
El Salmo llama a confiar en este Dios, también durante nuestro propio camino de vida.
Estas canciones probablemente se cantaron en un viaje a Jerusalén, donde se encontraba el templo.
El camino hacia Jerusalén va cuesta arriba, de ahí el nombre de 'canciones de ascenso'.
Todo tipo de peligros acechan en el camino: bandas de depredadores pueden esconderse en las montañas, hay caminos irregulares en los que uno puede tropezar, etcétera.
Así que el viaje es difícil y peligroso, pero el poeta canta sobre el Señor, el Guardián de Israel, que emprende un viaje como una especie de guardaespaldas.
Él protege contra los peligros del día y de la noche. Él ‘no se adormecerá ni dormirá’ (versículo 4).
El Salmo llama a confiar en este Dios, también durante nuestro propio camino de vida.