El emperador Augusto quiere que todos vayan al lugar donde nació su familia para registrarse a efectos fiscales. María está comprometida con José y está embarazada de su bebé Jesús, el Hijo de Dios. José y María deben viajar a Belén.
Cuando llegan allí, no hay lugar para ellos en la posada. Cuando Jesús nace como un bebé, Sus padres no tienen ni cuna ni cama para Él. Pusieron a Jesús en un pesebre: un pesebre para el ganado. Estas humildes circunstancias indican que la vida de Jesús en la tierra ha estado marcada por el sufrimiento desde el principio.
Con el nacimiento del Mesías, se cumplieron varias profecías del Antiguo Testamento:
En el himno de María, que cantó durante su embarazo, María afirmó que: ‘Él tomó por Israel a su siervo, acordándose de su misericordia, como habló a nuestros padres, a Abraham ya su descendencia, hasta la eternidad.’
Lucas 1 versículo 54 y 55.
Isaías 9, versículo 5:
‘Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro. Su nombre es Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.’
Génesis 49, versículo 10:
‘El cetro no será quitado de Judá, ni el bastón de mando de entre sus pies, hasta que venga Shiloh, y las naciones le obedecerán.’
Jeremías 23, versículos 5 y 6:
‘He aquí que vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David un Renuevo justo. Reinará como Rey y actuará sabiamente, hará juicio y justicia en la tierra.
En sus días Judá será redimido e Israel habitará confiado. Este será su nombre con el cual le llamarán: El SEÑOR, JUSTICIA NUESTRA.’
Isaías 49 versículo 1b:
‘El SEÑOR me llamó desde el vientre, desde el vientre llamó mi nombre.’
Isaías 49 versículo 6:
‘Él dijo: Es muy poco que seas mi siervo para levantar las tribus de Jacob y para traer de vuelta a los que se salvaron de Israel. También te he dado por luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta los confines de la tierra.’