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Los pies de Jesús ungidos

Lucas 7:37-38

Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume; y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume.

Texto completo de la biblia

Lucas 7:37-38
Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume; y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume.

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Jesús es invitado a cenar en casa de un fariseo. Durante la comida, una mujer de la ciudad entra en la casa. Ella es conocida como una pecadora. Ella moja los pies de Jesús con sus lágrimas, los seca con sus cabellos, besa sus pies y los unge con ungüento precioso.

El fariseo piensa para sí mismo: ¡Si Jesús fuera un profeta, sabría qué clase de mujer es esta! Conociendo los pensamientos del anfitrión, Jesús le cuenta una parábola sobre dos deudores. Se puede leer esta parábola al final de Lucas 7.
Jesús continúa diciendo: ‘Por eso os digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; pero a quien se le perdona poco, poco ama’.
Y Él le dijo:
"Tus pecados te son perdonados".
El acto de la mujer muestra su fe en Jesús, así como un profundo amor y devoción a Él.

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